Pensé que lo mío era falta de disciplina. Probé planners, agendas, tips de productividad y hasta creí que siendo multitasking la estaba haciendo de lujo y ... NOT, era reina del burnout y se notaba incluso en cómo me veía, lograba mil cosas, pero no se traducía en resultados y de glamour... nada.

Un día conté mis pendientes: 380 y tantos. Sí, trescientos ochenta. Testigos hay jajaja. Y ahí me cayó la teja: el problema no era que yo fuera desordenada ni floja, era que nadie me había enseñado a crear un sistema que funcione en la vida real de una mamá que emprende.

Porque seamos honestas: no vivimos en Pinterest. Vivimos entre clientes, niños que a veces necesitamos poner en “modo pausa”, el orden o desorden de la casa, cocina, mails del colegio, los cumpleaños y compromisos sociales y un negocio que, aunque vende, parece hobby caro en vez de empresa seria por las $ que debería dar.

Y acá está la verdad incómoda: no necesitas correr más rápido ni organizarte mejor, necesitas un sistema que se adapte a ti y que te devuelva lo único que no puedes comprar: tiempo real para ti.